Los espacios interiores de este refugio familiar cercano a Coimbra
tienen el equilibrio del que os hablaba (aquí) en mi último post deco:
Limpio, minimalista, líneas puras y un detalle cuidado.
La entrada de la luz cenital y el encuentro de la piedra con
los nuevos elementos son la esencia de este proyecto.
Espacios abiertos, pero estancias que pierden la monotonía gracias al
pavimento cambiante: continuo, pétreo o madera.
Un proyecto aparentemente frío, pero con la decoración adecuada
totalmente habitable y apto para el descanso y recogimiento donde
el tiempo parece detenerse.
¿Te hubieras imaginado que este edificio fue una antigua granja?